miércoles, 25 de marzo de 2009

Se realizó un acto en Plaza Ramírez para repudiar a la última dictadura y el terrorismo de Estado.

La tradicional marcha, que se realiza todos los 24 de marzo en Concepción del Uruguay, finalizó en el centro de la plaza Ramírez, lugar en donde se concentró la gente para realizar un acto en repudio de la última dictadura cívico-militar y el terrorismo de Estado.

Mónica Cachi Amoz, prima de Juan Román Zaragoza (asesinado por la Triple A en 1975) y Néstor Omar Zaragoza (desaparecido en 1977) dió lectura al documento de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Concepción del Uruguay.

FOTOS: Valentín Bisogni

EL DOCUMENTO LEÍDO EN LA PLAZA:

COMISIÓN MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA

A 33 años del golpe cívico militar alentado por el gobierno de los Estados Unidos queremos recordar aquella época. Fue en el 73 que los mismos personajes atacaron el Palacio de La Moneda en Chile iniciando una masacre e imponiendo sus criterios conservadores. En ese mismo año fallecía Perón y se iniciaba un débil gobierno presidido por su viuda y secundado por López Rega, mentor de las atrocidades de la Triple A, que presagiaban la posterior ola de violencia política.

La juventud de la época, forjada en el entusiasmo con las figuras de Evita, Perón y el Che Guevara y en convicciones y valores revolucionarios, tenía el sueño de una patria distinta, más justa e igualitaria. Sobre ellos se desató la política de aniquilación, tortura y muerte.

El golpe del 76 buscaba imponer los lineamientos económicos del Consenso de Washington. Para ello era necesario sofocar todo pensamiento crítico: dirigentes políticos, sindicales, estudiantes, intelectuales, periodistas, entre otros, fueron blanco de un plan de muerte y desaparición sistemático. Los centros de detención clandestina y tortura se extendieron por todo el país. También en nuestra ciudad.

Los vuelos de la muerte y los fatales “traslados” hicieron irreversibles las heridas que hoy nuevamente nos convocan. Sin embargo aquí estamos tratando de cubrir los espacios de miles de compañeros desaparecidos. Estas fuerzas conservadoras han cambiado de métodos pero no de objetivos, y el modelo diseñado en los 70 en gran medida permanece enseñoreado de la cultura, relaciones sociales y economía de nuestro país.

Hoy la represión y la cultura del miedo asumen otras formas: es el discurso que pide mano dura, la disminución de la edad de imputabilidad, la criminalización de la pobreza y el reclamo social y hasta la pena de muerte, en boca de supuestos referentes sociales de la farándula, que vacían de contenido y degradan los derechos humanos y a los organismos que los defienden. Mueren 24 chicos desnutridos por día en nuestro país según cifras de UNICEF, mueren más de mil personas por año en accidentes de trabajo, mueren cientos por mes en accidentes de tránsito, pero nada de ello parece formar parte de la agenda de la seguridad.

El genocidio perpetrado por el terrorismo de Estado es inseparable de la injusticia social y de la inequitativa distribución de la riqueza que padecemos hoy, verdaderas causas de la violencia social, el delito y la inseguridad.

Los compañeros se hacen presentes en nuestros dolores y en nuestras luchas. Hoy exigimos el fin de la impunidad, la unificación y aceleración de las causas por delitos de lesa humanidad. También exigimos un eficiente sistema de protección de los testigos para que no se reitere lo ocurrido con Jorge Julio López, por cuya aparición con vida continuamos reclamando.

Sigamos en el sendero que nos marcaron nuestros queridos compañeros uruguayenses: Juan Ramón Zaragoza, Néstor Omar Zaragoza, Violeta Ortolani, Edgardo Garnier, Dina Nardone, Horacio Poggio, Miguel Domínguez, Juan Alberto Uriarte, Juan Carlos Fulini, Alfredo Daniel Valente, Carlos López, Raúl René De Sanctis y Manuel Liberoff.